CAMPAMENTO DE SANTA MARÍA
No es un campamento cualquiera, de descanso y nada mas. Es una experiencia única, de contacto con Dios, a través de la naturaleza y de la convivencia con otras jóvenes. Es un espacio de alegría, exigencia, entrega y generosidad.
Medellín
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Bogotá
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Testimonios
"Para mi el participar del campamento, significó ayuda, espiritual y moral; me regaló lo que no había podido recibir en mi vida, pues el campamento me ha enseñado a ser más persona y sobre todo me ha enseñado a estar cada vez mas en paz con Dios. ¡Este campamento marco mi vida para bien permanentemente!".
Ma. Antonia Naranjo, Medellín.
Ma. Antonia Naranjo, Medellín.
“Lo que más me gustó del campamento fue el día de misión. (En una vereda del municipio de Subachoque, durante un día visitamos casa por casa en parejas para anunciar al Señor). Es una entrega increíble hacia los demás, porque uno da el espíritu que Dios le ha dado, y eso es muy gratificante. Saber que puedo dar a Dios a otras personas… Uno se siente como mensajero del bien para los demás, un mensajero para decirles: Dios existe, tengan fe, que pase lo que pase Él ahí va a estar”.
También me gustó del campamento el hecho de que no me sentí obligada a tener alguna creencia; es decir, las mismas personas con las que estaba en el campamento me hacían querer ser igual que ellas, no obligada, sino porque yo quería hacerlo. Creo que eso es muy bonito para una persona, porque a nadie le gusta hacer las cosas de manera obligada, ¿no? Por eso, ese tiempo que estuve en el campamento, yo decía: “Hombre, esto de verdad es rico; vamos a hacerlo porque esto de verdad es rico”. En definitiva, me gustó que no me obligaron a hacer nada, y sí me hicieron querer hacerlo todo”.
Lizeth Verónica Reyes, Bogotá.
También me gustó del campamento el hecho de que no me sentí obligada a tener alguna creencia; es decir, las mismas personas con las que estaba en el campamento me hacían querer ser igual que ellas, no obligada, sino porque yo quería hacerlo. Creo que eso es muy bonito para una persona, porque a nadie le gusta hacer las cosas de manera obligada, ¿no? Por eso, ese tiempo que estuve en el campamento, yo decía: “Hombre, esto de verdad es rico; vamos a hacerlo porque esto de verdad es rico”. En definitiva, me gustó que no me obligaron a hacer nada, y sí me hicieron querer hacerlo todo”.
Lizeth Verónica Reyes, Bogotá.